El Ministerio de Salud de Colombia impulsa una campaña de vacunación ante el aumento de casos de fiebre amarilla, especialmente en Tolima. Sin embargo, expertos en salud advierten que no todas las personas pueden recibir esta vacuna. Aquí te explicamos quiénes están excluidos y por qué.
¿Qué tan grave es la fiebre amarilla?
La fiebre amarilla es una enfermedad viral transmitida por mosquitos infectados, con un potencial de letalidad considerable en personas no inmunizadas. En Colombia, a corte del 20 de abril de 2025, ya se han reportado 79 muertes por esta causa, de las cuales 23 se registraron en el departamento del Tolima, la zona más afectada por el brote actual.
Aunque la vacuna contra esta enfermedad es altamente efectiva, no es recomendable para todos. Así lo advierte la Asociación Colombiana de Reumatología (Asoreuma), que recalca que ciertos pacientes, especialmente los que tienen enfermedades reumatológicas y reciben medicamentos inmunosupresores, no deben ser vacunados. Esto se debe a que la vacuna contiene un virus vivo atenuado que, en un organismo con defensas debilitadas, podría desencadenar una infección en lugar de brindar protección.
¿Quiénes no se pueden aplicar la vacuna dela fiebre amarilla?
Asoreuma insiste en que la consulta médica previa es fundamental para quienes padecen enfermedades autoinmunes o crónicas. La evaluación personalizada por parte del reumatólogo tratante es esencial para evitar complicaciones graves.
Además de los pacientes inmunosuprimidos, la Secretaría de Salud de Bogotá emitió un listado de personas que también deben abstenerse de recibir la vacuna.
- Este incluye a quienes presentan inmunodeficiencias congénitas o adquiridas (como VIH o tratamientos oncológicos).
- Personas alérgicas a la proteína del huevo.
- Pacientes que hayan recibido recientemente otras vacunas (como la de cólera o fiebre tifoidea)
- Mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
- Personas con enfermedades del timo.
- Adultos mayores de 60 años.
- Personas con fiebre aguda.
La campaña del Ministerio de Salud es necesaria y urgente, dada la rapidez con la que puede propagarse la fiebre amarilla y su impacto mortal en poblaciones no protegidas. Sin embargo, esta debe ir acompañada de un enfoque cuidadoso y bien informado que respete las contraindicaciones médicas.
En definitiva, la fiebre amarilla representa un riesgo grave para la salud pública, especialmente en regiones vulnerables. La vacunación sigue siendo la herramienta más eficaz para prevenirla, pero su aplicación debe hacerse de manera selectiva, con base en criterios médicos sólidos. La clave está en proteger a la mayoría sin poner en riesgo a los más vulnerables.