El alcohol es una constante en nuestra vida social y cultural, pero, lamentablemente, no siempre es tan inocente como parece. La ciencia ha advertido durante años sobre los efectos perjudiciales del alcohol en la salud, especialmente en lo que respecta a la presión arterial y al riesgo de enfermedades cardiovasculares.
A pesar de que muchas personas lo consumen de forma habitual, su ingesta no está exenta de consecuencias para el cuerpo humano. Sin embargo, lo que ha despertado el interés de los investigadores en los últimos años es saber qué sucede en el cuerpo cuando se reduce, incluso ligeramente, el consumo de alcohol.
Los efectos del alcohol en la salud cardiovascular
Desde hace tiempo, la investigación ha demostrado que el alcohol puede elevar la presión arterial. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce al etanol, la sustancia psicoactiva del alcohol, como un agente tóxico que, en cantidades excesivas, está vinculado con más de 200 enfermedades, como cánceres, trastornos hepáticos y enfermedades cardíacas. Uno de los efectos más documentados del alcohol es su capacidad para aumentar la presión arterial, un factor de riesgo principal para desarrollar hipertensión y otras afecciones cardiovasculares graves.
En cuanto a la relación entre el alcohol y la presión arterial, investigaciones previas han establecido una conexión clara entre el consumo regular de alcohol y un aumento en los niveles de presión arterial, particularmente en la presión sistólica, la conocida como “presión alta”.
Sin embargo, una pregunta clave sigue siendo: ¿cuánto alcohol es necesario para que se produzca este efecto? Un estudio reciente publicado en Hypertension sugiere que incluso las dosis pequeñas de alcohol pueden tener un impacto medible en la presión arterial, comparado con personas que no consumen alcohol.
¿Qué sucede cuando reduces el consumo de alcohol?
La buena noticia es que reducir el consumo de alcohol, incluso en cantidades modestas, podría tener efectos positivos en la salud. Un nuevo estudio publicado en Journal of the American College of Cardiology (JACC) analizó cómo la reducción del consumo de alcohol podría influir en la presión arterial de los participantes.
Las recomendaciones actuales de las principales sociedades cardiológicas, como la American Heart Association y el American College of Cardiology, sugieren que limitar el consumo de alcohol a no más de una bebida al día para las mujeres y dos para los hombres podría ser útil para controlar la hipertensión. Sin embargo, los efectos de estas modificaciones aún no se han estudiado a fondo.
El estudio de JACC, que analizó los datos médicos de más de 350,000 visitas entre 2012 y 2024, encontró que aquellos participantes que redujeron su consumo de alcohol experimentaron una disminución significativa en sus niveles de presión arterial.
En las mujeres que redujeron entre una y dos bebidas, la presión sistólica (alta) bajó 0.78 mmHg y la presión diastólica (baja) 1.14 mmHg. Los hombres mostraron una reducción aún mayor en ambos parámetros: 1.03 mmHg en la alta y 1.62 mmHg en la baja. Este resultado sugiere que incluso pequeños cambios en los hábitos de consumo pueden generar mejoras notables en la salud cardiovascular.
La clave está en la cantidad, no en el tipo de bebida
Una de las conclusiones más importantes del estudio es que el tipo de bebida alcohólica (vino, cerveza, licor) no parece influir significativamente en los cambios de presión arterial. Lo que realmente importa es la cantidad consumida. Los investigadores encontraron que, cuanto menos alcohol se consumía, mejores eran los resultados para la presión arterial, lo que refuerza la idea de que el consumo cero puede ser la opción más saludable para el corazón.
El Dr. Takahiro Suzuki, uno de los autores del estudio, explicó que:
“Aunque en el pasado se pensaba que pequeñas cantidades de alcohol podrían tener ciertos beneficios, nuestros resultados sugieren que el consumo nulo es la mejor opción para la salud cardiovascular”. Esta afirmación resalta la importancia de revisar nuestros hábitos y la idea generalizada de que el alcohol en pequeñas cantidades no tiene efectos negativos.
¿Es posible prevenir la hipertensión al reducir el alcohol?
Los expertos coinciden en que, aunque el estudio proporciona evidencia significativa, aún hace falta más investigación para comprender completamente los efectos a largo plazo de la reducción del alcohol en la presión arterial. Sin embargo, los resultados sugieren que dejar de beber o reducir el consumo podría ser una estrategia eficaz para prevenir o tratar la hipertensión, una enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo y que es un factor clave en la aparición de complicaciones cardiovasculares.
En conclusión, aunque el alcohol es una parte importante de muchas culturas y situaciones sociales, sus efectos sobre la salud son innegables. La buena noticia es que, al reducir incluso ligeramente su consumo, podemos mejorar significativamente nuestra salud cardiovascular. Como siempre, la moderación es clave, y si es posible, lo mejor sería optar por la abstinencia total para lograr los máximos beneficios para la salud



