Las contracciones son una de las experiencias más características del embarazo, especialmente durante su recta final. Aunque las contracciones del parto son ampliamente conocidas —y muchas veces temidas—, existen otros tipos de contracciones que pueden generar dudas en las futuras madres.
Identificar si se trata de contracciones falsas o verdaderas es clave para saber cuándo acudir al hospital y prepararse para el nacimiento del bebé. A continuación, explicamos qué tipos de contracciones existen, cómo funcionan y cuáles son los signos inequívocos de que el parto ha comenzado.
¿Qué son las contracciones y por qué se producen?
El portal El bebé y más explica que el útero es un músculo compuesto por fibras musculares lisas que se contraen de manera involuntaria. Estas contracciones están altamente influenciadas por cambios hormonales durante el embarazo.
A medida que se acerca el final de la gestación, el cuerpo de la mujer experimenta dos procesos esenciales:
- Disminución de la progesterona, hormona que mantiene el útero relajado.
- Aumento de los estrógenos, que predisponen al músculo uterino a contraerse con mayor facilidad.
Sin embargo, las contracciones más decisivas están vinculadas a dos sustancias:
- La oxitocina, conocida como la “hormona del parto”, que permite la entrada de calcio a las células musculares para generar la contracción.
- Las prostaglandinas, que también inducen la contracción de la musculatura lisa y facilitan la maduración del cuello uterino.
Cuando el parto se retrasa más de lo deseado, puede recomendarse una inducción. No obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que esta práctica debe reservarse para casos médicos específicos y no superar el 10 % de los partos.
Las “falsas contracciones” en el embarazo
A partir de la semana 20, muchas mujeres comienzan a notar las llamadas contracciones de Braxton Hicks, un mecanismo natural de entrenamiento del útero para el trabajo de parto. Aunque también se conocen como “falsas contracciones”, cumplen una función fundamental en la preparación del cuerpo:
- Ayudan al borramiento del cuello uterino, es decir, su adelgazamiento y acortamiento.
- Pueden favorecer una dilatación inicial de 3 o 4 centímetros, lo que permite llegar al parto con parte del trabajo adelantado.
Durante las últimas semanas, el útero crece más lentamente que el feto, lo que produce tensión en sus paredes. Esto aumenta la secreción de oxitocina y, con ella, la actividad uterina, fenómeno conocido como reflejo de Ferguson-Harris. Además, cuando se rompen las membranas, las prostaglandinas liberadas facilitan la aparición de contracciones más eficaces.
Las contracciones de Braxton Hicks suelen caracterizarse por:
- Sensación de tensión abdominal.
- Duración breve e intensidad leve.
- Irregularidad y aparición ocasional, sobre todo al final del día o tras un esfuerzo.
- Ausencia de dolor significativo, aunque en algunas mujeres puede sentirse como un ligero calambre o molestia similar a la menstruación.
Las verdaderas contracciones de parto
A diferencia de las contracciones falsas, las contracciones verdaderas presentan señales muy claras y progresivas. Estas indican que el trabajo de parto ha comenzado:
- Mayor intensidad y dolor, que aumenta conforme el cuello uterino se dilata.
- Regularidad, con intervalos cada vez más cortos y ritmos constantes.
- No desaparecen con el descanso ni al cambiar de posición; por el contrario, suelen intensificarse con el movimiento.
- Duración progresiva, de entre 30 y 70 segundos.
- Dolor que se manifiesta como calambres en la parte baja de la espalda o dolores menstruales intensos.
- Posibles síntomas acompañantes como diarrea, retortijones o dolor que se irradia hacia las piernas.
Cuando estas características están presentes de manera continua, es muy probable que el parto esté iniciando.
¿Cómo saber que ha llegado el momento?
La clave está en la combinación de varios factores: dolor creciente, ritmo estable, intensidad que no cede, duración prolongada y modificación del cuello uterino. Reconocer estas señales ayuda a tomar decisiones oportunas y reduce la ansiedad propia del momento.
Diferenciar las contracciones falsas de las verdaderas permite que la embarazada llegue más preparada al parto, comprenda mejor lo que ocurre en su cuerpo y se sienta acompañada con información clara. Conocer estos signos es fundamental para recibir al bebé con seguridad y tranquilidad.



