La Asociación Americana de Diabetes (ADA) publicó el 8 de diciembre los Standards of Care in Diabetes — 2026, una actualización que marca un giro trascendental en la forma como se entiende, previene y trata la diabetes.
(Vea también: OMS incluye medicamentos clave contra el cáncer y la diabetes en su lista esencial)
El documento, ampliamente esperado por la comunidad médica, plantea un cambio de paradigma que deja atrás el enfoque tradicional centrado exclusivamente en la glucosa y propone un modelo de atención integral que prioriza el control del peso, la protección cardiorrenal, la salud emocional y el acceso temprano a nuevas tecnologías.
Uno de los puntos más revolucionarios es la manera en que la obesidad pasa a ocupar un rol central en el manejo de la diabetes. Si antes el control del peso se consideraba una estrategia complementaria, ahora la ADA lo eleva al mismo nivel de importancia que la reducción de la HbA1c.
Por primera vez, incluso en las secciones dedicadas a diabetes tipo 1, se incluyen lineamientos claros sobre el tratamiento farmacológico y no farmacológico de la obesidad. La guía destaca el papel de los agonistas del receptor GLP-1 y de los agonistas duales como la tirzepatida, no solo por su capacidad de mejorar el control glucémico, sino también por inducir pérdidas de peso superiores al 10-15 %. Además, se recomienda su uso temprano para maximizar beneficios.
Aunque la combinación cagrilintida + semaglutida aún no integra los algoritmos estándar, la ADA anticipa su pronta llegada. La catalogan como una terapia de “tercera generación” contra la obesidad y sugieren que los profesionales de salud vayan preparando el terreno para su futura incorporación, dado su potencial para transformar el tratamiento metabólico.
Otro eje fundamental del documento es la actualización de los algoritmos terapéuticos. En el caso de la insuficiencia cardíaca, se refuerza el papel de los inhibidores SGLT2 como base del tratamiento, independientemente de los niveles de glucosa en sangre. Esto confirma lo que numerosos estudios han demostrado en años recientes: su capacidad de reducir hospitalizaciones y mortalidad cardiovascular. Para la enfermedad renal crónica, se presentan directrices específicas para pacientes en etapas avanzadas, incluyendo por primera vez recomendaciones claras para quienes se encuentran en diálisis, un grupo históricamente desatendido en términos de seguridad farmacológica.
En un apartado innovador, la ADA incluye una recomendación relacionada con oncología: considerar el uso profiláctico de metformina en pacientes que inicien terapias con inhibidores de PI3Kα, como alpelisib. Estos medicamentos, empleados en el tratamiento de varios tipos de cáncer, suelen causar hiperglucemia severa. El uso anticipado de metformina busca prevenir estas alteraciones y proteger al paciente sin interferir con la terapia oncológica.
La guía también avanza en temas de comunicación clínica y bienestar emocional. Se elimina oficialmente el término “diabético”, considerado estigmatizante, y se promueve el uso de “persona con diabetes”, un lenguaje más respetuoso y centrado en la identidad del paciente. Además, se insiste en que las decisiones médicas deben ser compartidas, contemplando los valores del paciente, su entorno social y los determinantes sociales de la salud.
La salud mental ocupa un lugar destacado en los Estándares 2026. La ADA diferencia claramente entre el distrés por diabetes —una carga emocional directamente ligada al manejo de la enfermedad— y la depresión mayor. El documento enfatiza que un resultado positivo en un tamizaje no debe traducirse automáticamente en una remisión a psiquiatría; primero debe evaluarse si se trata de distrés o un trastorno depresivo real. Para ello, se formalizan momentos obligatorios de cribado, que deben realizarse al diagnóstico, anualmente y ante la aparición de complicaciones como retinopatía o pie diabético.
También se incluye una recomendación específica para evaluar el miedo a la hipoglucemia (FOH), especialmente en personas tratadas con insulina.
Con estos Estándares 2026, la ADA no solo actualiza recomendaciones, sino que redefine la visión completa del tratamiento de la diabetes, con un enfoque más humano, integral y adaptado a los avances científicos.



