El ayuno intermitente ha dejado de ser una simple moda para convertirse en un patrón alimentario con respaldo científico. Conozca qué es, cuáles son sus beneficios, las modalidades más comunes y las recomendaciones para aplicarlo de manera segura y efectiva.
El ayuno intermitente es una estrategia nutricional que no se centra en qué comer, sino en cuándo hacerlo. A diferencia de las dietas tradicionales que limitan alimentos o calorías, este método establece períodos de ayuno y de ingesta, lo que genera un cambio en la manera en que el organismo obtiene y utiliza la energía.
Su popularidad ha crecido en los últimos años gracias a testimonios de celebridades, deportistas y especialistas en salud. Sin embargo, más allá de la tendencia, existen investigaciones que respaldan sus posibles beneficios metabólicos y neurológicos.
¿En qué consiste el ayuno intermitente?
El ayuno intermitente establece ventanas de alimentación en las que se pueden hacer una, dos o tres comidas, y periodos de ayuno que pueden extenderse desde unas horas hasta días específicos de la semana.
De acuerdo con la doctora Liliana Rojas, docente de posgrados en hábitos de vida saludable y nutrición de la Fundación Universitaria Juan N. Corpas,
“este tipo de alimentación ha demostrado ser muy eficaz, no solamente para perder peso, sino también para mejorar los niveles de glucosa, especialmente en pacientes con síndrome metabólico y diabetes”.
Esto significa que, al agotar las reservas energéticas provenientes de los alimentos, el cuerpo inicia un proceso de cambio metabólico: utilice la grasa almacenada como fuente de energía, lo que se traduce en pérdida de peso y mejor regulación de la glucosa.
Modalidades más comunes de ayuno intermitente
Existen diferentes formas de llevar a cabo esta práctica, entre las más conocidas se encuentran:
- 16/8: ayunar durante 16 horas y concentrar las comidas en una ventana de 8 horas.
- 5:2: comer normalmente cinco días a la semana y reducir drásticamente la ingesta calórica en los otros dos.
- Ayuno en días alternos: se alternan jornadas de ayuno con días de alimentación normal.
Lo más importante, según los expertos, es la constancia y la elección de una modalidad que se ajuste al estilo de vida de cada persona.
Beneficios del ayuno intermitente
Diversos estudios han identificado efectos positivos que van más allá del control del peso corporal. Entre los beneficios más destacados se encuentran:
- Pérdida de peso sostenible.
- Mejor control de la glucosa, ideal para personas con síndrome metabólico o riesgo de diabetes tipo 2.
- Optimización del sueño y mayor descanso.
- Claridad mental y concentración.
- Potenciales mejoras en memoria y rendimiento cognitivo.
- Resultados positivos observados incluso en deportistas de alto rendimiento.
Precauciones y contraindicaciones
A pesar de sus beneficios, el ayuno intermitente no es una práctica universal. Existen casos en los que puede resultar riesgoso, como en personas con trastornos alimenticios, embarazadas, pacientes con enfermedades crónicas descompensadas o quienes toman medicamentos que requieren horarios específicos de alimentación.
Por ello, especialistas recomiendan que esta estrategia se realice bajo criterios clínicos y éticos, con una evaluación personalizada que permita garantizar seguridad y efectividad.
El ayuno intermitente no es una moda pasajera, sino un patrón de alimentación respaldado por la ciencia que puede traer beneficios importantes si se aplica correctamente. Más allá de la pérdida de peso, contribuye a la salud metabólica, la calidad del sueño y el rendimiento mental.
Sin embargo, como en toda intervención en salud, debe aplicarse de manera individualizada, considerando las necesidades, condiciones y estilo de vida de cada persona. Solo así se garantiza que esta práctica, más que una tendencia, se convierta en una herramienta efectiva y segura para el bienestar integral.