Etiquetado frontal e impuesto a bebidas azucaradas para la salud

El etiquetado frontal de advertencia y el impuesto saludable: medidas esenciales para proteger la salud pública

Recientemente, el debate sobre las políticas de salud pública en Colombia ha centrado su atención en el etiquetado frontal de advertencia y el impuesto a las bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados. En este contexto, la Asociación Colombiana de Epidemiología (ASOCEPIC) ha emitido una clara postura para respaldar estas medidas, subrayando que no son medidas “exógenas” ni improvisadas, sino intervenciones científicas y basadas en evidencia que buscan reducir la carga de enfermedades crónicas.

El rol fundamental de los impuestos y el etiquetado frontal

Las intervenciones como el etiquetado nutricional frontal y los impuestos saludables están respaldadas por organizaciones de salud internacionalmente reconocidas, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Estos mecanismos tienen un propósito claro: reducir el consumo de productos no saludables, como las bebidas azucaradas y los alimentos ultraprocesados, que son factores clave en la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y otras afecciones crónicas.

La evidencia científica demuestra que, tanto en niños como en adultos, el consumo habitual de estos productos incrementa el riesgo de enfermedades como hipertensión, diabetes y enfermedades cardiovasculares. En el caso de los niños, también se asocia con caries dentales y enfermedad por hígado graso. Por ello, los sellos de advertencia nutricional, como los octagonales con el mensaje “EXCESO EN”, son efectivos para mejorar la comprensión de la información nutricional y reducir la intención de compra de estos productos.

Además, diversos estudios muestran que el etiquetado interpretativo, que es más fácil de entender que los esquemas numéricos complejos, favorece la toma de decisiones más saludables entre los consumidores.

Impacto en la compra y reformulación de productos

El etiquetado frontal ha demostrado ser efectivo para modificar las conductas de compra. Experiencias en países como Chile y México, que implementaron este tipo de políticas, han mostrado una reducción significativa en el consumo de productos “altos en” azúcares, sodio y calorías. También se ha evidenciado que, después de la implementación de estas políticas, las empresas han reformulado sus productos para hacerlos más saludables, lo que refleja un cambio positivo en la oferta alimentaria.

Por ejemplo, en Chile se observó una disminución de la cantidad de productos con altos niveles de azúcares y sodio en el mercado, lo que tuvo un impacto directo en la salud pública al reducir la prevalencia de enfermedades relacionadas con la dieta.

Los beneficios del impuesto saludable: una inversión en salud pública

Un aspecto fundamental de las políticas de salud pública que defiende ASOCEPIC es el impuesto a las bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados. La evidencia global muestra que un impuesto del 20 % sobre estos productos podría evitar miles de muertes y prevenir decenas de miles de casos de diabetes y enfermedades cardiovasculares en las próximas dos décadas.

El impacto de este tipo de impuestos no se limita a la salud, sino que también tiene un componente económico positivo: podría causar ahorros significativos en el gasto en salud pública, al reducir la carga de enfermedades crónicas. Este tipo de medidas no solo salva vidas, sino que también genera sociedades más productivas y reduce la carga financiera para el Estado.

Datos del impacto económico: desmintiendo mitos

Una de las críticas más comunes que se han presentado en el debate público es que el impuesto podría causar quiebras masivas en los pequeños comercios, como los tenderos. Sin embargo, los datos oficiales del DANE indican que en los micronegocios el número de unidades aumentó en un 4,7 % entre 2024 y 2025, lo que demuestra que el sector minorista ha mostrado resiliencia ante los cambios regulatorios.

Por otro lado, los datos de ventas en grandes almacenes e hipermercados reflejan un crecimiento continuo en el sector, con un aumento en las ventas de productos y la generación de empleo. Esto sugiere que, lejos de causar daños al sector comercial, estas políticas están promoviendo una transformación positiva hacia alternativas más saludables.

Complementariedad con otras políticas

ASOCEPIC destaca que para que los resultados sean sostenibles, el etiquetado y el impuesto saludable deben complementarse con otras políticas públicas. Estas incluyen subsidios para productos saludables como frutas y verduras, regulación estricta de la publicidad dirigida a los niños, y programas de educación nutricional.

Asimismo, se debe avanzar en políticas de seguridad alimentaria territorial, fomentar espacios para la actividad física y reducir la contaminación del aire, ya que todos estos factores son claves para garantizar el bienestar de la población y reducir la carga de enfermedades crónicas.

El camino hacia una mejor salud pública

Las medidas propuestas, como el etiquetado nutricional frontal y el impuesto saludable, están respaldadas por una sólida base científica y han demostrado ser efectivas en la reducción de enfermedades crónicas. ASOCEPIC insta a los actores políticos y gremiales a que se basen en datos y evidencia científica en lugar de mitos y narrativas infundadas. La salud de la población no debe ser un tema de ideologías, sino una prioridad que debe ser abordada con responsabilidad y compromiso hacia el bienestar colectivo.