Un hematoma o moretón es una lesión muy común que ocurre cuando pequeños vasos sanguíneos bajo la piel se rompen, permitiendo que la sangre se filtre a los tejidos cercanos.
Esta acumulación de sangre provoca una mancha que cambia de color con el tiempo —del rojo al morado, azul y, finalmente, amarillo verdoso— hasta que el cuerpo reabsorbe la sangre.
Aunque suelen ser inofensivos, es importante saber cómo tratarlos correctamente y reconocer cuándo un moretón puede ser signo de un problema más serio.
Primeros auxilios para tratar un hematoma
Cuando aparece un hematoma, se pueden seguir algunas medidas simples de primeros auxilios para reducir la inflamación, aliviar el dolor y acelerar la recuperación:
- Eleva la zona afectada: si es posible, mantén el área del hematoma por encima del nivel del corazón para reducir el flujo de sangre hacia la zona lesionada.
- Aplica hielo: coloca una compresa fría o una bolsa de hielo envuelta en una toalla delgada sobre el hematoma durante unos 20 minutos. Repite este procedimiento varias veces al día durante las primeras 48 horas. Esto ayuda a disminuir la hinchazón y el dolor.
- Usa una venda elástica: si hay inflamación, puedes colocar una venda suave alrededor del área, sin apretar demasiado.
- No cubras la zona innecesariamente: si la piel no está lesionada, no es necesario aplicar vendajes.
- Medicamentos de venta libre: en caso de dolor, puedes tomar analgésicos suaves (como paracetamol). Evita medicamentos como la aspirina o el ibuprofeno, ya que pueden aumentar el sangrado y empeorar el moretón.
Cuándo consultar con un profesional de salud ante un hematoma
Aunque la mayoría de los moretones desaparecen por sí solos, hay situaciones en las que es importante buscar atención médica:
- Dolor intenso o hinchazón considerable en el área afectada.
- Presencia de un bulto firme o grande (podría ser un hematoma profundo).
- Aparición de moretones sin causa aparente o en lugares inusuales (rostro, abdomen o espalda).
- Moretones frecuentes o muy grandes que aparecen con golpes leves.
- Persistencia del dolor más allá de tres días después de una lesión menor.
- Sangrados inexplicables, como de encías o nariz.
- Sospecha de maltrato infantil, violencia doméstica o abuso de personas mayores.
Estos casos podrían indicar un problema de coagulación, efectos secundarios de medicamentos o una condición médica subyacente que requiere evaluación profesional.
¿Por qué algunas personas se hacen hematomas con facilidad?
La tendencia a presentar hematomas con facilidad puede tener varias causas. Con la edad, la piel se vuelve más fina y pierde parte de su capa protectora de grasa, lo que hace que los vasos sanguíneos sean más vulnerables a las lesiones.
Además, ciertos medicamentos y suplementos pueden aumentar la posibilidad de desarrollar hematomas. Entre ellos se incluyen:
- Aspirina y antiinflamatorios como ibuprofeno o naproxeno.
- Anticoagulantes (warfarina, heparina, rivaroxabán, entre otros).
- Antiagregantes plaquetarios (clopidogrel, prasugrel, ticagrelor).
- Corticoides y algunos antibióticos o antidepresivos.
- Suplementos como ginkgo biloba o vitamina E, que pueden alterar la coagulación.
Si notas moretones frecuentes o de gran tamaño, no suspendas los medicamentos sin consultar al médico, pero informa al profesional sobre cualquier fármaco o suplemento que tomes.
Cuándo un hematoma puede ser signo de una enfermedad
En algunos casos, los hematomas fáciles o recurrentes pueden indicar trastornos más serios, como:
- Trombocitopenia (niveles bajos de plaquetas).
- Trastornos en la función plaquetaria.
- Problemas con las proteínas que ayudan a coagular la sangre.
También puede ser una señal de enfermedades hepáticas o deficiencias nutricionales (como falta de vitamina C o K). Por ello, si los hematomas aparecen de manera repentina o se acompañan de sangrados anormales, el médico puede solicitar análisis de sangre para evaluar la causa.
Prevención y cuidados a largo plazo
Para reducir el riesgo de hematomas, adopta hábitos que prevengan caídas y lesiones:
- Mantén una buena iluminación en casa y elimina obstáculos o alfombras sueltas.
- Organiza los muebles y cables eléctricos para evitar tropiezos.
- Realiza revisiones periódicas de la vista y la audición.
- Si un medicamento causa mareos o somnolencia, coméntalo con tu médico.
Una vez que el hematoma se haya formado, el tiempo es el principal aliado: el cuerpo reabsorberá gradualmente la sangre y la piel recuperará su color normal. Aplicar hielo, elevar la zona y cuidar la alimentación (con suficientes vitaminas C y K) puede acelerar la recuperación.
En resumen, los hematomas suelen ser lesiones leves, pero no deben ignorarse si aparecen con frecuencia o sin motivo aparente. Con unos simples cuidados y una atención médica oportuna, es posible prevenir complicaciones y mantener la salud vascular y cutánea en buen estado.



