Autismo: lo que dice la ciencia sobre sus causas y teoías falsas

Los verdaderos orígenes del autismo: entre los mitos y los hallazgos más recientes de la ciencia

Los avances en la investigación médica han permitido conocer más sobre el autismo, pero también han surgido teorías erróneas sobre sus causas. Entre las más persistentes están las que relacionan este trastorno con las vacunas o con el uso prenatal de acetaminofén, afirmaciones que la ciencia ha desacreditado repetidamente.

Tras la publicación de un controvertido informe sobre el trastorno del espectro autista (TEA) por parte de la administración del expresidente Donald Trump, múltiples expertos y organizaciones médicas señalaron que, aunque la prevalencia del autismo ha aumentado en los últimos años, sus causas exactas siguen sin comprenderse por completo. Hoy se sabe que influyen diversos factores genéticos, ambientales y biológicos, pero no existe una única explicación.

Con el fin de profundizar en estos orígenes, los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos lanzaron la iniciativa Autism Data Science Initiative (ASDI), que busca integrar datos genómicos, clínicos y ambientales para esclarecer los mecanismos detrás del TEA.

¿Está aumentando realmente la prevalencia del autismo?

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la prevalencia del autismo se evalúa periódicamente mediante la red Autism and Developmental Disabilities Monitoring (ADDM). Los datos más recientes, correspondientes al ciclo de vigilancia de 2022, abarcan 393.353 niños y niñas de ocho años en 16 estados de EE. UU. y muestran que uno de cada 31 niños fue diagnosticado con TEA (32,2 por cada 1.000), frente a uno de cada 36 en 2020 y uno de cada 150 en el año 2000.

El trastorno continúa siendo más frecuente en varones que en mujeres (proporción de 3,4 a 1) y presenta mayor prevalencia en poblaciones asiáticas, afrodescendientes e hispanas.

Los investigadores atribuyen el incremento a factores como criterios diagnósticos más amplios, una mayor concienciación de padres y pediatras, menor estigma social y un mejor acceso a los servicios de detección temprana. También influyen otros factores biológicos, como el aumento de la edad paterna y la supervivencia de bebés prematuros o con bajo peso, ambos asociados a un mayor riesgo de diferencias en el desarrollo neurológico.

Acetaminofén y autismo: una relación no comprobada

El informe de la administración Trump afirmó que el uso prenatal de acetaminofén podría causar autismo, pero la evidencia científica actual no respalda esa conclusión. Aunque algunos estudios observacionales han encontrado asociaciones, ninguno demuestra una relación causal.

El acetaminofén puede atravesar la placenta e influir en procesos cerebrales fetales, como la señalización de prostaglandinas, pero los mecanismos propuestos son especulativos. Una revisión de 46 estudios encontró una asociación estadística, aunque los autores reconocieron que las limitaciones metodológicas impiden afirmar causalidad. Del mismo modo, un estudio financiado por los NIH observó niveles más altos de metabolitos de acetaminofén en sangre del cordón umbilical de bebés que luego desarrollaron TEA o TDAH, pero advirtió que solo se midió una muestra tomada al nacer, lo que no permite establecer una exposición prolongada.

La investigación más amplia y rigurosa hasta la fecha, realizada en Suecia con 2,4 millones de niños entre 1995 y 2019, no halló relación entre el uso prenatal de acetaminofén y diagnósticos posteriores de autismo, TDAH o discapacidad intelectual. Los autores concluyeron que los resultados previos se debían probablemente a factores familiares compartidos, como la genética o el entorno.

Además, el American College of Obstetricians and Gynecologists advirtió sobre las deficiencias metodológicas de los estudios que sí encuentran relación, destacando sesgos de memoria, diferencias en las dosis y falta de control de factores de confusión. Los expertos subrayan que el acetaminofén sigue siendo uno de los pocos analgésicos seguros para mujeres embarazadas cuando se usa de forma prudente.

Otras teorías sin sustento

Durante una reunión del gabinete estadounidense, Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud, sugirió que la circuncisión infantil podría aumentar el riesgo de autismo debido al uso de acetaminofén durante el procedimiento. Sin embargo, los estudios citados presentan importantes limitaciones. El más conocido, realizado en Dinamarca en 2015, mostró una correlación entre circuncisión y autismo, pero no estableció causalidad y omitió factores clave como infecciones, uso de analgésicos o antecedentes médicos.

En resumen, la ciencia actual apunta a que el autismo tiene múltiples causas interrelacionadas —genéticas, ambientales y biológicas—, pero no hay evidencia que vincule las vacunas, el acetaminofén o la circuncisión con el desarrollo del trastorno. Los expertos insisten en que la prioridad debe ser promover la detección temprana, el acceso a terapias especializadas y el apoyo a las familias, más que alimentar mitos que desinforman y generan miedo.

Fuente utilizada:

Los complejos orígenes del autismo: lo que demuestra la ciencia y qué sigue – Medscape – 24 de octubre de 2025.