Reflexión sobre la necesidad urgente de adaptar los entornos laborales a la diversidad neurológica.
¿Qué es la neurodiversidad y por qué importa en el ámbito laboral?
La neurodiversidad se refiere al reconocimiento y aceptación de las diferencias cognitivas como parte natural de la condición humana. Este concepto reconoce que no existe una única forma “correcta” de pensar, aprender, trabajar o percibir el mundo. Aunque sus raíces están en el modelo social de la discapacidad, hoy día psicólogos, neurocientíficos y otros profesionales lo estudian con especial interés en el entorno laboral.
Como lo plantea Harvey Blume, uno de los pioneros del término, la neurodiversidad es tan esencial para la humanidad como la biodiversidad para la vida. Aceptar esta premisa implica comprender que no existe un cerebro “normal”, así como no existe una cultura o una flor “estándar”.
Datos que revelan una realidad ineludible
Según el Neuroinclusion at Work Report 2024 del CIPD, hasta un 20 % de las personas podrían identificarse como neurodivergentes. En Reino Unido, se estima que el 15 % de la fuerza laboral presenta alguna forma de neurodiversidad: un 10 % es disléxica, un 1 % autista y un 5 % dispraxica.
En América Latina, encuestas en Chile, Colombia, México y Perú revelan que el 9 % de los trabajadores se consideran neurodivergentes, especialmente mujeres (57 %) y personas de la generación millennial (49 %).
Estas cifras muestran una realidad creciente que las organizaciones ya no pueden ignorar.
Retos cotidianos en el entorno laboral
Estudios recientes evidencian que una gran mayoría de empleados manifiesta dificultades en habilidades clave para el desempeño laboral:
- El 92 % reporta problemas para concentrarse y mantener la memoria operativa.
- El 83 % necesita apoyo para organizarse.
- El 78 % tiene dificultades para gestionar el tiempo.
Estas necesidades no implican necesariamente una discapacidad. Más bien, reflejan la diversidad de estilos cognitivos frente a estándares laborales rígidos que no contemplan esa variabilidad.
Seguridad y riesgos laborales desde una mirada neurodiversa
La seguridad en el trabajo también debe abordarse desde una perspectiva inclusiva. Las personas neurodivergentes pueden percibir e interpretar los riesgos de forma distinta. Esto no se debe a desinterés o descuido, sino a diferencias en la forma de procesar la información, entender las instrucciones o interpretar señales de advertencia.
Diseñar entornos seguros requiere adaptar la comunicación de riesgos y los procedimientos de forma clara, accesible y diversa, considerando que no todas las personas decodifican la información de la misma manera.
El silencio forzado: el peso del estigma
Un preocupante 51 % de los trabajadores neurodivergentes no revela su condición en el entorno laboral, por miedo a estigmas, prejuicios o falta de apoyo. Este silencio refuerza barreras invisibles que dificultan la implementación de políticas de inclusión efectivas y sostenibles.
Muchos empleados enfrentan obstáculos sin tener claro si sus dificultades derivan de una falta de competencia o de una diferencia en la manera de procesar tareas, reglas o instrucciones.
Hacia organizaciones más justas, empáticas y seguras
¿Están nuestras organizaciones preparadas para comprender y valorar la neurodiversidad? Incluir no es suficiente. El verdadero reto está en transformar las condiciones de trabajo para que todas las personas —con sus fortalezas, necesidades y formas de pensamiento únicas— puedan desarrollar su potencial en entornos laborales justos, empáticos y seguros.
La neurodiversidad no es una excepción: es parte del tejido humano. Y reconocerla es un paso esencial hacia el bienestar y la equidad en el trabajo.