En medio de la noche, muchas personas sienten cómo un ardor molesto asciende desde el estómago hasta la garganta. Ese reflujo gástrico, a menudo subestimado, no es únicamente un malestar pasajero: puede ser una señal de alerta. Si no se atiende a tiempo, la acidez frecuente y la regurgitación podrían desencadenar complicaciones como esofagitis, esófago de Barrett o incluso cáncer de esófago.
Especialistas de Mayo Clinic advierten que cuando el ácido sube repetidamente hacia la garganta, no solo provoca quemazón. Con el tiempo puede dejar cicatrices, formar úlceras dolorosas y causar sangrados que dificultan algo tan cotidiano como tragar un bocado. A esto se suman consecuencias menos conocidas, como el desgaste del esmalte dental o problemas respiratorios que deterioran la calidad de vida.
Una enfermedad que afecta a millones de colombianos
El primer Consenso Latinoamericano de la Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico (ERGE) de 2022 reveló que alrededor del 15 % de los colombianos sufre esta condición. Se produce cuando el esfínter esofágico inferior (EEI), una especie de válvula entre el estómago y el esófago, no funciona correctamente. Como resultado, los alimentos y jugos gástricos regresan y causan irritación, dolor y malestar recurrente.
Aun así, solo el 40 % de quienes padecen síntomas acude a consulta médica. Esto significa que la mayoría vive con la enfermedad sin diagnóstico ni tratamiento, lo que aumenta el riesgo de complicaciones graves.
El desafío de los tratamientos convencionales
Durante décadas, los Inhibidores de la Bomba de Protones (IBPs) han sido la base del tratamiento contra el reflujo gástrico. Sin embargo, aunque en muchos casos ayudan, no siempre logran un control total. Pacientes reportan que el alivio tarda en llegar o no es suficiente, especialmente durante la noche, cuando el ácido suele interrumpir el descanso.
La situación se complica en países como Colombia, donde más del 80 % de la población pertenece al grupo de “metabolizadores rápidos”. Esto significa que procesan con tanta rapidez los medicamentos que estos dejan de hacer efecto antes de lo previsto. “Por eso muchos pacientes dicen: ‘me lo tomo, pero no me hace nada’”, explica el doctor Pablo David López, cirujano y gerente médico de Carnot para Latinoamérica.
Tegoprazan: una nueva alternativa
Ante este panorama, la innovación llega de la mano de Carnot Laboratorios con Tegoprazan (Ki-CAB®), un tratamiento que promete transformar el manejo del reflujo gástrico.
A diferencia de los IBPs tradicionales, Tegoprazan comienza a actuar en apenas 30 minutos y su efecto se mantiene durante 24 horas, incluso en la madrugada. “Particularmente en pacientes con esofagitis grados C y D, Tegoprazan mostró un nivel de cicatrización muy superior”, resalta el doctor López.
Su ventaja principal es que no depende de la genética del paciente, lo que garantiza un efecto constante y sostenido en todos los casos, sin importar si se trata de metabolizadores rápidos o lentos.
Cómo prevenir y manejar el reflujo gástrico
Aunque los avances en la ciencia ofrecen mejores tratamientos, la primera línea de defensa sigue estando en los hábitos de vida. Los especialistas recomiendan:
- Mantener una dieta equilibrada, evitando comidas muy grasosas, picantes o abundantes.
- Reducir el consumo de alcohol, café y bebidas gaseosas.
- No fumar.
- Cenar ligero y al menos dos horas antes de dormir.
- Mantener un peso saludable y evitar el sedentarismo.
Cuando estos cambios no son suficientes y los síntomas persisten, es fundamental consultar a un especialista y considerar opciones modernas como Tegoprazan.
Una condición que no debe ignorarse
El reflujo gástrico no es solo acidez ocasional. Ignorarlo puede abrir la puerta a complicaciones dolorosas y costosas que afectan la salud y la calidad de vida. Buscar diagnóstico temprano, adoptar cambios de estilo de vida y acceder a terapias innovadoras son pasos clave para prevenir que una simple molestia se convierta en un problema mayor.
En Colombia, donde millones conviven con la enfermedad, reconocer la importancia de estos cuidados es más que una opción: es una necesidad urgente para proteger la salud y el bienestar a largo plazo.