La acidez persistente, el ardor que sube por el pecho y la tos inexplicable en medio de la noche no son simples molestias pasajeras. Para el 15 % al 20 % de los colombianos —más de siete millones de personas— estos síntomas son parte de una condición crónica llamada enfermedad por reflujo gástrico o gastroesofágico (ERGE), que afecta la calidad de vida, el sueño y la salud emocional.
Aunque muchos intentan sobrellevarla con antiácidos o cambios en la dieta, la realidad es que la ERGE se ha convertido en una de las principales causas de consulta médica en el país. Y es que sus efectos no se limitan al aparato digestivo: también impacta el rendimiento laboral, genera ansiedad y, en los casos más severos, daña el esófago de forma irreversible.
El límite de los tratamientos tradicionales
Durante décadas, los inhibidores de bomba de protones (IBPs) como el omeprazol han sido el tratamiento de referencia. Pero estos medicamentos presentan limitaciones importantes. Su eficacia depende del momento en que se ingieren, de si el estómago está vacío, y —quizás lo más crítico en el contexto colombiano— del perfil metabólico del paciente.
En Colombia, se estima que más del 80 % de la población son “metabolizadores rápidos”, lo que significa que el cuerpo destruye el medicamento antes de que logre su efecto completo. Como resultado, muchos pacientes reportan seguir con síntomas pese a tomar las dosis adecuadas.
“Muchos pacientes nos dicen: ‘me lo tomo, pero no me hace nada’, y tienen razón. En muchos casos, no es falta de disciplina, sino de respuesta terapéutica”, señala el doctor Pablo David López, experto en farmacovigilancia y gerente médico de Carnot Laboratorios para Latinoamérica.
Tegoprazan: una nueva esperanza terapéutica
Frente a estas limitaciones, surge una alternativa innovadora: Tegoprazan, un bloqueador ácido competitivo de potasio (P-CAB) que marca un cambio en el manejo del reflujo gástrico. Aprobado en Corea del Sur —una de las agencias regulatorias más rigurosas del mundo— y ya disponible en Colombia, este medicamento se caracteriza por actuar de forma rápida y sostenida.
A diferencia de los IBPs, Tegoprazan no depende del metabolismo individual, no requiere ser tomado en ayunas y empieza a hacer efecto en tan solo 30 minutos. Su vida media es hasta diez veces mayor que la de los tratamientos actuales, y su eficacia ha sido comprobada incluso en casos severos de esofagitis.
“El estudio clínico con más de 1.200 pacientes mostró resultados contundentes, especialmente en aquellos con lesiones graves en el esófago. La tasa de cicatrización fue muy superior al tratamiento tradicional”, explica el Dr. López.
Menos efectos secundarios, más calidad de vida
Otro punto a favor es su perfil de seguridad: con una tasa de efectos secundarios menor al 1 %, Tegoprazan se posiciona como una opción altamente tolerable. Esto resulta especialmente relevante para pacientes que requieren tratamiento a largo plazo o que han experimentado reacciones adversas con otros medicamentos.
Un paso adelante en el tratamiento del reflujo gastríco
Para los médicos, Tegoprazan representa una herramienta terapéutica con mayor precisión y versatilidad. Para los pacientes, puede significar el regreso a una vida sin ardor, sin noches en vela y sin miedo a comer.
En un país donde el reflujo gástrico afecta silenciosamente a millones, la llegada de esta nueva molécula es más que una opción médica: es una oportunidad para recuperar el bienestar perdido y dignificar la atención de una condición que ha sido subestimada durante demasiado tiempo.